CONVOCATORIA

Este blog pretende reunir un trabajo colectivo de escritores convocados a través de nuevas tecnologías como Facebook y Twitter.
Las Historias Rosas de Alcoba son narraciones románticas con un tinte erótico que se pretenden entrelazar en una sola historia. Si te interesa unirte a este proyecto envía tu historia a ruletaurbana@gmail.com.
Bases:
Letra Arial 12
Doble espacio
Máximo 12 cuartillas

domingo, 10 de enero de 2010

Por Victoria Novo

Amor no incluido

Desde que la adolescencia llegó a mi vida, creer en el amor me resulta difícil.
Esto no tiene que ver en nada con mi historia familiar, al contrario; cuento con la fortuna de tener una familia unida conformada por unos padres que se profesan amor, admiración y respeto. Ellos son de las parejas que en esta época escasean. Viven felices sin importar quién gane más o quién pase más tiempo en casa.
A pesar del ejemplo que vivo en casa, el amor fuera de esas cuatro paredes me parece algo mítico, difícil de creer.
No me gusta enamorarme, salgo de mi zona de confort, de mi espacio vital, lo que los nazis llamaban “Lebensraum”. Esto debido a que soy una persona adversa al riesgo pues no me gusta quedar en ridículo, no me gusta arriesgar mi punto débil.
Recuerdo a mi amiga Vanessa con lágrimas en los ojos regañándome por la falta de compromiso en mis relaciones, argumentaba ella que la posibilidad de encontrar a quien corresponda el amor vale todo riesgo. Vanessa hoy es feliz con Ernie, falta poco para que se casen; seguramente están ahora disfrutando de una tarde llena de caricias y libre de sexo. Ahí recae la diferencia entre Vane y yo, para ella el amor no requiere de pasión, para mí lo es casi todo. Tal vez por eso nunca tomé su consejo en cuenta.

Terminaba el verano cuando conocí a Nico.
La última noche de su estancia en la Ciudad fuimos a donde él vivía. Una iglesia. Sin pudor y tapujos entramos a su cuarto, que se encontraba próximo a las alcobas de los sacerdotes.
El miedo a ser descubiertos aderezó el deseo de estar juntos. Ese deseo no murió ese verano sino que se alimentó por el amor que le profesé.
No hay maneras de describir cuanto lo quise. Él amaba a otra, a su novia, pero me deseaba, de eso estoy segura. Por dos años el mío era un amor víctima de la distancia, de la imposibilidad de estar juntos.
Me enamoré de un intelectual en pañales, de un buen amante.
Al residir en la Ciudad mi amor se fue viciando, comenzó a convertirse en desesperación.
Continua...

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