CONVOCATORIA

Este blog pretende reunir un trabajo colectivo de escritores convocados a través de nuevas tecnologías como Facebook y Twitter.
Las Historias Rosas de Alcoba son narraciones románticas con un tinte erótico que se pretenden entrelazar en una sola historia. Si te interesa unirte a este proyecto envía tu historia a ruletaurbana@gmail.com.
Bases:
Letra Arial 12
Doble espacio
Máximo 12 cuartillas

lunes, 11 de octubre de 2010

SEÑALES

La habitación permanecía iluminada, la pasión no había dado tiempo a la timidez. Postrada sobre él sentía como nuestros cuerpos se unían muy a pesar de la ropa. Su mano bajo lentamente hacia mi cadera, mientras una de sus piernas me aprisionaba. Sus labios solo se separaban de los míos cuando sus ojos se perdían en el escote de mi blusa. La ropa comenzaba a incomodarme. Su boca recorría mi cuello cuando escuchamos como la manija de la puerta de la habitación de hotel se abría. Una camarera había entrado sin previo aviso a la recamara apagando el fuego de nuestros cuerpos. La mujer había entrado de espalda arrastrando una aspiradora mientras tarareaba una canción de los Ángeles Azules. Luís y yo nos vimos a los ojos mientras incrédulos observábamos una vez más que el destino nunca nos permitiría estar juntos…

Parecía imposible, esa situación no podía ser obra del azar, algo más profundo que eso me indicaba que mi camino no era por ahí. Me deslice sobre su cuerpo para quedar recostada en la cama y esperar la reacción de la mucama…

-Suelta el listón de tu pelo. Desvanece el vestido sobre tu cuerpo y acércate a miiii…
Cantaba la mujer a todo pulmón.

Luís no pudo contener la risa descubriendo nuestra presencia en la habitación mientras permanecía con los brazos sobre su cabeza observando lo mismo que seguían mis ojos.

Finalmente la mujer nos vio. Pegó un brinco lo suficientemente alto para que los audífonos cayeran de sus oídos.
-¡perdón, disculpe! No imagine que hubiera gente en el cuarto.- nos decía con el rostro en pánico.
-No se preocupe, pero le agradecería cerrara la puerta al salir y colocara el letrero de “no molestar”- le dijo Luís amablemente.

Me levanté de la cama y me acerque a una pequeña mesa, tome una botella de agua, la abrí y me senté en una de las sillas de la mesita. Luís me observaba desconcertado mientras con una mano daba unas palmadas en el colchón en señal de que volviera a la cama junto a él.

-Eso no va a suceder Luis, nuestra oportunidad acaba de terminar con una rola de los Ángeles Azules. Es tiempo de que empiece a creer en las señales. ¡Es más, talvez he sido salvada de tus garras por un Ángel Azul! Le exclame en tono burlón.
- Aidé, ¿Por qué siempre eres tan complicada? ¿Cuáles señales? Déjate de ridiculeces.
- precisamente eso pretendo hacer... Adiós ridículo.

Tome mi bolsa, vi mi aspecto en el espejo, y me acomode el cabello. Me volví hacía él y le lance un beso con la mano.
-Adiós.- cerré la puerta tras de mi, tomé el letrero de no molestar y lo puse en la bolsa trasera de mi pantalón. Ese sería mi amuleto para recordar que era tiempo de creer en las señales.

Los días trascurrieron sin más. No hubo llamadas, ni correos electrónicos, no hubo mariachis ni cartas de amor. Luis tenía razón, eso es lo que más odiaba de él. Siempre tenía razón. Es verdad, suelo ser demasiado ridícula, muy infantil y sumamente soñadora. Siempre me he dejado guiar por lo que me apasiona sin pensar las consecuencias, mi boca suele funcionar más rápido que mi cerebro lo que continuamente me mete en problemas.

Para ser sincera con él nunca había podido ser yo misma, era un tipo demasiado responsable, se tomaba las cosas muy en serio. Muchas veces me sentía presionada por lo que fuera a opinar sobre mi conducta o palabras. Es más, me daba cuenta que desde que lo deje esa tarde en el hotel había perdido el estrés que me había tenido inundada durante el último mes.

-Señales. Las señales serían mi nueva inspiración- pensaba mientras observaba el letrero de “no molestar” que ahora pendía del espejo de mi tocador.

CONTINUARA....

POR LAURA MULLER