CONVOCATORIA

Este blog pretende reunir un trabajo colectivo de escritores convocados a través de nuevas tecnologías como Facebook y Twitter.
Las Historias Rosas de Alcoba son narraciones románticas con un tinte erótico que se pretenden entrelazar en una sola historia. Si te interesa unirte a este proyecto envía tu historia a ruletaurbana@gmail.com.
Bases:
Letra Arial 12
Doble espacio
Máximo 12 cuartillas

martes, 9 de febrero de 2010

Por Nancy Estrada

Desperté con una sensación poco habitual. Me tomó un par de minutos asimilarla.
Aquél sentimiento impregnaba todo mi ser, y contrario a lo que hubiese esperado de esta mañana, la pesadez rutinaria parecía algo inimaginable.
Luego de asegurarme de que ese sueño en verdad había terminado, me propuse recordar que era lo que había cambiado, pues por un momento creí que esto no era más que uno de esos sueños que confunden la mente y emocionan sin reparo.

Él estaba a mi lado, y el sólo hecho de comprender la situación me iluminó el rostro como nada en la vida desde hacía ya algún tiempo. Su rostro tan tranquilo me contagiaba de cierta manera. Deseaba besarlo tanto como no era capaz.

Muy contra mi voluntad y a pesar de lo sucedido algunas horas antes, aún no me atrevía a ser así de expresiva como para que él pudiera darse cuenta del bien que me hacía, y la única razón que había encontrado a este gran problema después de tantas ocasiones, era el saber que seguramente yo era la única invadida por aquel incomparable deseo. Su manera de ser conmigo no me permitía pensar lo contrario.

Decidí permanecer inmóvil, perturbar su sueño me hubiera parecido un crimen. Pensar en lo sucedido me situó frente a una avalancha de recuerdos, inevitablemente mi carácter pesimista siempre me atrapaba y solía enfocarse en los menos favorecedores, aún sabiendo que estaba disfrutando aquello muchísimo.

Esa noche había sido por demás especial, ahora mi mente se llena de esos pensamientos en forma de fotografías. Ojalá hubiera alguna forma de conservar intacto todo eso que había pasado. Su aroma, su tacto, sus besos y lo demás.
Mi memoria fallaba justo cuando menos lo debía, así era siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario